domingo, 20 de mayo de 2012

Escocia y la Piedra del Destino

Escocia es un país cargado de leyendas e historia. Se respira en todos y cada uno de sus rincones. Una de las más curiosas es, sin duda, la historia de la Piedra del Destino.

También conocida como Piedra de Scone o Piedra de la Coronación es eso, una piedra, simple y llanamente. Una roca de arenisca de 66 x 42.5 x 27 cm y 152 kg de peso. Desde tiempos inmemoriales se ha utilizado en la coronación de los reyes de Escocia y posteriormente de Inglaterra.

Los orígenes de la piedra son confusos y hay varias teorías sobre su origen. La más rodeada de misticismo es la que afirma que se trata de la mismísima Piedra de Jacob. En el libro del Génesis se narra como el patriarca israelita tuvo un sueño dormitando sobre esta piedra, y en él que tuvo una revelación. En ese mismo lugar construyó un templo, utilizando esta piedra en un pilar. Muchos años después, fue robada por los Egipcios y la hija de un faraón, llamada Scota, la trasladó a Escocia. La leyenda también dice que esta mujer fue la fundadora del pueblo escocés y que dio nombre a su nación.

Otra teoría dice que fue traída desde Irlanda por Fergus Mór, rey de Dalriata (antiguo reino que comprendía algunas partes de Irlanda del Norte y las Highland Occidentales). Posteriormente este rey fundaría Escocia.

Silla de San AndrésHay varias teorías más, muchas relacionadas con las conexiones entre Irlanda y este país desde tiempos antiguos.

Lo que sí es seguro es que todos los reyes escoceses desde el año 847 al 1296 fueron coronados sobre ella, ¿y qué pasó en el año 1296?

Pues que el rey inglés Eduardo I, como forma de demostrar su dominio sobre el pueblo escocés sustrajo la piedra de su lugar de conservación en la Abadía de Scone (actualmente desaparecida, se situaba cerca de Perth) y la trasladó a la Abadía de Westminster. Construyó una silla especial para almacenarla (silla de San Eduardo) y sentados sobre ella, desde entonces, todos los reyes de Inglaterra han sido coronados. Siendo así un símbolo de su dominio sobre Escocia. En

un momento de la película “El Discurso del Rey” se puede ver como el logopeda del rey Jorge VI se sienta sobre ella y el rey le increpa por ello. Seguro que recordáis esa escena.

Actualmente la piedra de Scone se encuentra en el castillo de Edimburgo junto el resto de joyas de la corona escocesa. Fue devuelta en 1996 por el gobierno del conservador John Major como gesto para ganarse a los escoceses en las elecciones de 1997. No lo consiguió, ya que perdió estrepitosamente frente al laborista Tony Blair. Pese a que la piedra ya se encuentra en Escocia debe regresar a Inglaterra para cada nueva coronación, o sea, que es más bien un préstamo.

Lo que quizá no sepáis muchos es que esta piedra también estuvo en Escocia durante un corto periodo de tiempo en 1951. Y, creedme, todo lo que os voy a contar ahora es cierto, por muy estrambótico que parezca.

En la navidad de 1950, cuatro estudiantes de la universidad de Glasgow, como forma de recuperar en el pueblo el sentimiento nacionalista escocés decidieron ir a Londres y robar de la Abadía de Westminster la roca, símbolo de su identidad nacional. Tres chicos y una chica, sin casi preparación ni recursos, lograron colarse en la Abadía en Nochebuena y robarla. En su periplo se cargaron la piedra y la partieron en dos. El trozo más grande decidieron esconderlo en un campo cerca de Kent en un asentamiento gitano, ya que no se fiaban de cruzar la frontera con ella. Así que regresaron a Glasgow para volver cuando se calmara la tormenta. Días después regresaron junto a un nuevo cómplice y aquí va el dato curioso: ese nuevo miembro de la trama, John Josselyn, era inglés pero estudiante en Glasgow y simpatizante de la causa escocesa y, ni más ni menos, ¡vigésimo primer tataranieto del rey Eduardo I! quién sustrajo la piedra más de 600 años atrás de la Abadía de Scone.

Al final consiguieron reunir las dos partes de nuevo en territorio escocés y se arregló el destrozo que habían causado. Pero todo este asunto del robo y la vuelta de la piedra no causó el efecto que ellos esperaban, ya que la opinión pública se mostró contraria a la forma en la que habían actuado. Así que decidieron devolver la piedra a las autoridades, depositándola en la Abadía de Arbroath en abril de 1951. Y de esta manera la piedra regresó a Westminster.

La historia se plasmó en una película del año 2008 llamada “Stone of Destiny”. Muy divertida, sobre todo la parte del robo. Me quedo con las primeras líneas de la película: “Solo era una roca. Un gran pedrusco. Pero, para nosotros… era un símbolo

martes, 15 de mayo de 2012

Escocia y William Wallace

Esta entrada está dedicada a los exóticos de la Orilla del Azarbe y Santomera


Antes de empezar a tirar por tierra todas las ideas preconcebidas que todos tenemos de William Wallace, gracias a la película Braveheart, me gustaría hacer una recomendación.

A todos aquellos a los que tengáis pensado viajar próximamente a una de las 14 ciudades europeas en las que actualmente se realizan los tours gratis de Sandeman’s, no os lo penséis dos veces e intentad uníos a uno. Sin lugar a dudas uno de los mayores aciertos que tuvimos cuando visitamos Edimburgo. En las 4 horas que duró el tour creo que aprendí más de la historia de Edimburgo, Escocia y Reino Unido que en toda mi vida, pero ni por un momento penséis que fue aburrido, todo lo contrario. Totalmente recomendable.

Son varios los monumentos que se pueden encontrar dispersados por Escocia que rinden homenaje a William Wallace: en Edimburgo, en Aberdeen, en Bemersyde, en su lugar de nacimiento en Elderslie (Dato curioso número 1: el pueblo de Elderslie está a menos de 15 km de mi casa, aquí en Glasgow) … pero ninguno tan espectacular como el Monumento Nacional William Wallace en StirlingMonumento a Wallace. Una torre de 70 metros de altura situada en la cima de un monte a las afueras de Stirling, mirando cara a cara al famoso de castillo de dicha ciudad. Se dice que desde esta posición el mismísimo William Wallace observaba a las tropas inglesas acercarse antes de la batalla de Stirling, su mayor victoria frente a los invasores del Sur.

Y es que William Wallace es un héroe nacional en Escocia, pero ni mucho menos el más importante o el que más cariño despierta entre la gente. Y quizás la culpa la tenga un poco Mel Gibson. Con su visión tan hollywoodiense y alejada de la realidad que realizó de la vida de este personaje levantó los recelos de los escoceses y sobre todo el trato que hace en la película de una de las mayores figuras para el nacionalismo escocés: Robert the Bruce (en la película interpretado por Angus McFadyen) presentado como un traidor hacia William Wallace por aliarse con los ingleses, algo que es totalmente falso.

Y no es solo ese “pequeño” detalle, la primera y más gorda… ¡ahí va! en realidad Braveheart no fue William Wallace, sino Robert the Bruce. Al morir éste su deseo era que su corazón embalsamado reposara en Tierra Santa, varios cruzados partieron hacia Jerusalén con su valioso tesoro dentro de una urna de plata, al llegar a España participaron por petición del rey Alfonso XI en la batalla de Teba (Málaga) contra los musulmanes. Parece ser que los escoceses, liderados por sir James Douglas, no se entendieron muy bien con los españoles en las tácticas de la batalla y se vieron rodeados por el enemigo, en ese momento sir James lanzó la urna con el corazón contra sus enemigos gritando: “Ahora muéstranos el camino, ya que venciste, y yo te seguiré o moriré”. Tras la captura por parte de los musulmanes de la reliquia la devolvieron a los cristianos y estos la enviaron de vuelta a Escocia. De ahí lo de Braveheart (Corazón valiente). Los cristianos ganaron la batalla de Teba. Dato curioso número 2: En Teba hay un monumento a sir James Douglas.
Vista de Stirling Luego vienen los errores temporales y de ambientación: los escoceses jamás lucharon con kilt (el traje típico escocés). El kilt es un traje de labranza, de trabajar la tierra no de guerrear. Para que os hagáis una idea, es como si los murcianos fuésemos a la guerra con zaragüeles y esparteñas. Todo idea de Mel Gibson para darle más carga emotiva. Otro más, en la película parece que la muerte de William Wallace y el rey de Inglaterra Eduardo I (apodado “Longshanks”, zanquilargo) es casi simultanea y en realidad el rey murió 2 años más tarde. El romance entre William Wallace y la princesa Isabel fue materialmente imposible,¡ella llegó a Inglaterra 3 años después de que él muriera! Pero quedó muy bien en la película.

Y muchos más: la esposa de Wallace no se llamaba Murron sino Marian, y no murió como aparece en la película, sino que fue asesinada como represalia hacia Wallace, ya que él ya había comenzado a hostigar a los ingleses. Es más, lo que causó realmente el inicio de la campaña de William fue la venganza por el asesinato de su padre durante una incursión inglesa. Y no era campesino, sino un terrateniente. Y el emotivo discurso de Mel Gibson antes de la batalla de Stirling está inspirado en Enrique V de William Shakespeare.
Por cierto, al final del motivador discurso Gibson pronuncia la frase en gaélico: “Alba go bragh!”, en castellano “Escocia por siempre”… y éste si que fue realmente el grito de guerra de William Wallace. Ciertamente la validez de la película a nivel histórico deja mucho que desear, pero en fin, es eso, una película.



sábado, 5 de mayo de 2012

Vuelve el blog

Por petición popular regresa el blog. Y fijaos bien que digo “el blog” porque como podréis comprobar hay cambio de dirección y título en el blog. Deja de ser Un azarbeño en Philadelphia para convertirse en Diario de un Azarbeño mochilero. ¡No tenía mucho sentido que siguiera teniendo la puntualización en Philadelphia cuando ya no estoy en Philadelphia! Así que he pensado que hacerlo más genérico con adjetivos que no fueran a variar en un largo tiempo era lo más acertado.
Azarbeño lo seré para toda mi vida. Y el termino “mochilero” viene muy al caso porque el programa de IKEA que me ha permitido experimentar estas vivencias se llama así Backpackers (mochileros).
Estoy ya trabajando en la primera entrada del blog y en un lavado de cara del diseño e imagen del mismo. Permaneced atentos porque será muy pronto.
¡Nos vemos en Diario de un Azarbeño mochilero!

viernes, 30 de marzo de 2012

Adiós USA. Hola Escocia.

 

-“Un año se pasa en un suspiro”- Eso me decían allá por Septiembre cuando el inicio de mi aventura como Backpacker en IKEA estaba a la vuelta de la esquina. ¡Y vaya si está siendo así!

De momento los primeros seis meses ya han expirado y toca cambio de destino. Mucha gente me ha preguntado cuál es mi valoración de mi estancia en los EEUU, qué es lo que más me ha gustado y si me quedaría a vivir aquí. Todavía es muy pronto para hacer un examen en profundidad, me gustaría poder digerir con calma este semestre y ver las cosas desde cierta distancia. Necesito un poco de tiempo.

Por delante una semana para coger impulso en España y una nueva aventura que comienza. Para los que lo desconozcáis mi siguiente destino será la ciudad de Glasgow, Escocia. Mi proyecto lo desarrollaré en el Human Resources Service Center de IKEA UK e Irlanda, esto quiere decir que no estaré en una tienda como lo he venido haciendo hasta ahora, sino en las oficinas centrales de Recursos Humanos para el Reino Unido e Irlanda. Una experiencia novedosa que me atrae muchísimo. Aparte de nueva organización, ciudad y país será un campo en el que no he tenido la oportunidad de trabajar hasta el momento.

Todavía no he decidido si Un Azarbeño en Philadelphia continuará su periplo o desaparecerá. No sé si simplemente le cambiaré el nombre y continuaré escribiendo. Es una decisión que aun no he tomado. Pero está clara una cosa, mientras tenga algo que compartir con el mundo seguiré escribiendo.

¡Hasta pronto!

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lunes, 26 de marzo de 2012

Mi último día en Nueva York… ¡de momento!

 

Parece que fue ayer cuando fui por primera vez a la Gran Manzana allá por el mes de Diciembre. Ya llevaba más de dos meses en este país y todavía no había pisado el bacheado asfalto de Nueva York (los que habéis estado aquí sabéis de qué os hablo), estaba reservándome para descubrir junto a mi hermana esa gran ciudad.

Trece. Trece han sido las veces que la he visitado en estos últimos 4 meses, y creo que me parecen pocas. Cuantos más días paso allí más me gusta. Porque una vez superado el tramo de las visitas obligadas y de rigor (Estatua de la Libertad, Times Square, Puente de Brooklyn, Wall Street, Zona Cero, Central Park, Empire State, Rockefeller Center…) empiezas a descubrir la verdadera Nueva York y lo que le da ese encanto especial que no tiene otra ciudad en el mundo: los barrios.

En cada visita he podido picotear un poco de aquí y de allí. Chelsea y su mercado (genial para buscar cosas rarísimas de segunda mano), el SoHo y sus exclusivas tiendas, Meatpacking District uno de los barrios más de moda con uno de los rincones más encantadores de la ciudad: el parque Highline, Greenwich Village con una de las mejores selecciones de bares y restaurantes para salir (¡y la casa de la serie Friends! en el cruce de la calle Bedford con Grover), Chinatown plagado de tiendecillas con falsificaciones baratas y restaurantes chinos, pero escondido entre esa marabunta oriental un oasis de tranquilidad: Apotheke.

Es tan variada la oferta que se necesitarían varias vidas para explorar todos los rincones de esta ciudad. Por eso me marcho con un sabor agridulce de aquí, cuando empiezas a disfrutar realmente de todo lo que este lugar te ofrece te tienes que marchar... ¡ya sabía que esto me iba a pasar! Pero me llevo conmigo todos los recuerdos y momentos compartidos que he pasado aquí con amigos.

 

 

Así me obligo a mi mismo a volver algún día, eso sí, esquivando los típicos lugares turísticos y yendo directamente al meollo del asunto.