Una semana inolvidable (continuación...)

 

Washington D.C.

8 de diciembre de 2011

Eran las 4 y media de la mañana y sonaba el despertador. Después de 7 días de agotador turisteo el estado físico empezaba a resentirse, pero lo que nosotros todavía no sabíamos (o no queríamos saber) era que el destino nos tenía guardado para este penúltimo día el mayor de los tutes de toda la semana. A las 6 de la mañana partía de Philadelphia el autobús destino a la Union Station de Washington D.C.
3 horas exactamente se tarda desde una ciudad a otra. Teníamos 10 horas por delante para explorar la capital de EEUU y con la guía y mapa en las manos nos parecía posible, craso error. Nuestro punto de comienzo sería el Capitolio y desde allí visitaríamos todo el Mall hasta el Monumento a Washington, nos desviaríamos un poco al Norte para ver la Casa Blanca para volver sobre nuestros pasos, tomar dirección Oeste por la Reflecting Pool hasta el Monumento a Lincoln, y durante todo este camino ver algún museo. Mi primera reflexión, todavía en el autobús, era que teníamos tiempo más que suficiente, a ver qué podíamos hacer con todo el tiempo que nos sobraba… quizás visitar el Pentágono, las oficinas del FBI, algún barrio de la ciudad. Se barajaban varias posibilidades.
Dato curioso número 1: ¿Sabíais que significa el D.C. de Washington D.C. y por qué está ahí, por qué no sólo Washington, a secas? D.C. significa Distrito de Columbia (District of Columbia). El Distrito de Columbia es una entidad diferente al resto de los 50 estados de este país que depende directamente del Gobierno Federal de los Estados Unidos, no es parte de ningún estado. Es una ciudad planificada, construida de la nada para ser la capital de la nación. El Congreso de los EEUU tiene la autoridad suprema sobre esta ciudad, pese a que hay un alcalde y un gobierno municipal. Washington D.C. tiene un representante en el Congreso, pero éste no tiene derecho a voto, al igual que Puerto Rico, pero los habitantes de Washington D.C. sí que pagan impuestos al Gobierno Federal no como los puertorriqueños, por lo que están bastante molestos con el asunto, en las matrículas de sus coches se puede leer “Taxation without Representation” (Tributación sin representación), incluso sus habitantes ¡no pudieron votar en las elecciones presidenciales hasta 1961! No confundir con el Estado de Washington, que se encuentra en el Noroeste del país y cuya ciudad más importante es Seattle.
9:00 AM. Union Station. Washington D.C. El primer contacto que tuvimos con la ciudad fue la bofetada que nos dio el frío en toda la cara nada más bajar del bus. Menos mal que íbamos preparados, precavidos nosotros. Hay un corto paseo desde la estación hasta el Capitolio, punto más al Este del National Mall o Explanada Nacional. El National Mall es un parque nacional rodeado por los museos Smithsonianos (6 en total), los monumentos nacionales y los memoriales. Mide 3 km de una punta o otra (desde el Capitolio hasta el Monumento a Lincoln) y tiene casi 500 metros de ancho. Lo primero que me llamó la atención fue la fuerte presencia policial, ¡había policía por todos los lados!
El Capitolio es el edificio que contiene las dos cámaras del Congreso: el Senado y la Cámara de los Representantes, se puede hacer una visita guiada por el interior pero decidimos pasar, ya que no sabíamos el tiempo que nos podía llevar… y la verdad, seamos sinceros, nos disuadió el ver tantísima policía.
Aquí empezamos la caminata. Yo tenía muy claro que una visita obligada era el Museo del Aire y del Espacio, porque me atraía mucho la idea y me lo habían recomendado encarecidamente. Así que esa fue nuestra primera visita.
En una palabra: IMPRESIONANTE. Sólo por ir a este museo mereció totalmente la pena el viaje, el madrugón y las horas de autobús. En él se puede encontrar la mayor colección del mundo de aviones y naves espaciales. Entre la infinidad de piezas mostradas se puede encontrar el Spirit of Saint Louis original (el avión en el que Lindbergh realizó la primera travesía del Océano Atlántico), al avión original de los hermanos Wright (primer vuelo propulsado y controlado de la historia), el módulo del Apollo XI (primera nave en llegar a la Luna), el Air Force One de 1960 (avión presidencial de JFK) hay hasta un trozo de roca lunar que ¡se puede tocar!, sí señores, he tocado la Luna. Otra experiencia absolutamente recomendable es asistir a alguna sesión en el cine IMAX 3D. Todos sabéis que no soy muy amigo de las películas 3D, pero esto es definitivamente otra cosa que nada tiene que ver con lo que conocemos como 3D en las salas de cine normal. Vimos un documental de 45 minutos sobre la reparación del telescopio espacial Hubble e intercalando imágenes tomadas por éste. Precioso, era como estar allí. Narrado por Leonardo di Caprio. El tiempo voló en el museo y se nos hizo la hora de comer… ¡habían pasado 4 horas ya!
La verdad es que nos dormimos un poco en los laureles (más bien fue culpa mía) en este museo, así que, de nuevo, ¡nos tocaba correr! Siguiente punto: Monumento a Washington. Desgraciadamente, el terremoto de Virginia del pasado 23 de agosto afectó a algunas partes estructurales del monumento y actualmente se encuentra cerrado al público indefinidamente. Este obelisco de 170 metros de altura es la construcción más alta de Washington D.C. y la construcción de piedra más alta del mundo. Durante 5 años fue también la obra humana más alta del mundo (hasta que se inauguró la Torre Eiffel en 1889). El proyecto original planificó una estructura de columnas en su base. El parón de la guerra civil y otras dificultadas económicas que paralizaron el proyecto durante 20 años (se puede observar claramente una diferente coloración en el recubrimiento exterior de la estructura) llevaron a replantearse su diseño original con las columnas. El resultado final es que se puede ver hoy en día.
Desde este punto nos dirigimos hacia el norte, rumbo a la Casa Blanca. Lugar de residencia oficial y principal lugar de trabajo del Presidente de los EEUU. Es difícil desde fuera y a la distancia que te permite el enrejado darte cuenta de las dimensiones reales de este edificio. Tiene 6 plantas que suponen 5100 m² con 132 habitaciones y 35 baños, 412 puertas y 147 ventanas, 28 chimeneas, 8 escaleras y 3 ascensores. Foto de rigor y listo, al siguiente lugar que se nos echaba encima la noche. Volviendo sobre nuestros pasos regresamos al National Mall.
De nuevo otra casualidad nos impedía contemplar en todo su esplendor uno de los mayores atractivos turísticos de la ciudad. La Reflecting Pool (esa piscina

gigante que se puede ver en la película Forrest Gump) ¡ni siquiera estaba! La van a sustituir por una más moderna y están ahora mismo en plenas obras (se prevé que acaben en Mayo del año próximo). Esa piscina se encuentra, más bien se encontrará porque ahora solo hay grúas y zanjas, en el espacio entre el Monumento a Washington y el Monumento a Lincoln, con un largo de algo más de 600 metros y unos 50 metros de ancho.
El National Mall culmina en el Monumento a Lincoln, con su famosa estatua de Abraham Lincoln sentado y mirando al horizonte dentro de un edificio con forma de templo griego dórico. La estatua hecha de mármol mide unos 6 metros de alto y si Lincoln estuviera en pie mediría 8 metros y medio. Dato curioso número 2: existe una leyenda urbana que dice que

en la parte posterior de la cabeza de Lincoln está esculpido el rostro del general Robert E. Lee, el que fuera su máximo rival durante la Guerra Civil estadounidense. Desde las escaleras de este famoso monumento Marthin Luther King dió su famoso discurso I have a dream.
A las cinco de la tarde cierran todos los Smithsonian, a nosotros nos quedaba poco más de una hora para que se hiciera esa hora y queríamos ver el Museo de Historia Natural, estaba claro que no nos iba a dar tiempo a verlo todo pero como la entrada es gratuita pues entramos. La bienvenida te la da un gigantesco elefante disecado, una de las estampas más famosas del lugar. La carrera contrarreloj fue frenética, había que ver lo máximo posible en el poco tiempo del que disponíamos. Así que allí estuvimos hasta que nos echaron del museo. De todos los museos que comprenden el complejo este es el que más visitantes recibe a lo largo del año, sin lugar a dudas una visita totalmente obligada.
El cansancio era patente y la vuelta a la estación para coger el bus se hizo duro. Hicimos un alto en el camino para ver una actuación en directo de un coro góspel en la acampada que tienen montada los “indignados” de aquí en medio del National Mall.
Para despedir la semana nada mejor que un palizón de ese calibre. Mi idea inicial de que teníamos tiempo de sobra no pudo ser más equivocada. Me hubiera gustado haber portado un podómetro para haber medido la distancia que andamos porque durante 10 horas sólo paramos de andar los 45 minutos que duró la peli en el Museo del Aire y del Espacio y los 15 minutos que tardamos en comer. Esto sumado a lo que ya llevábamos durante toda la semana pues daba como resultado un panzazo en la cama muy recio.
Me sorprendió muy gratamente Washington D.C.,  hay una gran cantidad de lugares interesantísimos que visitar y lo mejor es que los tienes todos agrupados en un mismo complejo. Pero está claro que hay que tomárselo con más calma y organizar mejor el tiempo del que dispongas. Como siempre el álbum de fotos en Facebook pinchando aquí